Sin
yacer en batallas
vencí
muchas guerras,
si
jamás hubiera perdido,
nunca
habrías ganado tu guerra.
Si
mi guerra no hubiese empezado
nunca
hubiéramos ganado la nuestra.
Si
la nuestra acaba un día
es
que no valió la pena
tanta
sangre derramada,
tantas
caricias por condena,
tantos
corazones rotos,
tantas
sonrisas en la arena…
Pero
no hubo mejor guerra,
la
que me hizo renacer.
El
placer de tu arena y tu cama
bajo
los cimientos de mi almohada,
el
perfume de tus cabellos
en
una cárcel de cristal,
tambaleándose
cada mañana
por
latidos húmedos de sal
que
empapan mi espíritu
aún
más que la noche
donde
pusiste nombre y apellido
a
la musa que había nacido.
Perdí
el norte
buscando
una frontera.
Descubrí
al horizonte,
mi vida entera.
Una
sin camino accidental
sin
puerta ni cerrojo,
sin
vendas ni anillos,
que
cruza desde una cama
hasta
la estrella más lejana,
que
se enamora del viento
y
no del aliento
Una
donde los corazones
solo
son soles
y
ella es el universo.
MdM
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